En el artículo anterior hablamos de lo más básico —y más efectivo— en reporting para fraude: entender correctamente la tasa de contracargos y el funnel de aceptación de pagos. No como métricas aisladas, sino como señales que permiten detectar problemas antes de que el impacto sea mayor.
Este artículo parte de ese punto.
Porque una vez que corriges tu reporting y empiezas a ver claramente qué está pasando en tus pagos en línea en México, aparece una pregunta inevitable:
¿Qué haces después con esa información?
Cuando el reporting ya es claro, el problema cambia de forma
Arreglar el reporting te da visibilidad.
Empiezas a identificar tendencias, variaciones por banco, BIN, tipo de tarjeta, tipo de cliente o incluso por horarios.
Pero muy pronto te das cuenta de algo importante:
ver el problema no garantiza que se esté resolviendo correctamente.
Y aquí es donde muchas organizaciones se estancan.
No porque les falten datos, sino porque la forma en que están organizados los equipos impide usar esa información de manera efectiva.
Qué pasa cuando fraude y aceptación viven en equipos separados
Este es uno de los patrones más comunes que he visto a lo largo de los años.
Por un lado, el equipo de fraude:
- Mide contracargos
- Ve subir el fraude
- Endurece reglas
- Reduce riesgo desde su perspectiva
Por otro lado, el equipo de pagos:
- Mide aceptación
- Ve caer conversiones
- Recibe presión comercial
- Busca recuperar ventas hablando con PSPs y bancos
Ambos equipos tienen razón desde su propio KPI.
El problema es que no comparten el mismo objetivo operativo inmediato.
El resultado suele ser:
- Reglas cada vez más agresivas
- Más falsos positivos
- Clientes legítimos rechazados
- Tensiones internas constantes
- Decisiones reactivas y poco coordinadas
Cada equipo optimiza su métrica, pero nadie optimiza el funnel completo.
Lo que los datos empiezan a mostrarte en México
Cuando miras tus datos con el nivel de detalle correcto —como el que planteamos en el artículo anterior— hay algo que se vuelve evidente muy rápido en el contexto mexicano:
El fraude no es uniforme.
Los ataques suelen concentrarse en:
- BINs específicos
- Bancos emisores concretos
- Tipos de tarjeta o perfiles de cliente
- Momentos muy claros del día o de la semana
Cuando estos ataques no se filtran a tiempo, los bancos reaccionan. Ajustan sus modelos de riesgo y comienzan a rechazar más transacciones. El impacto se refleja inmediatamente en la tasa de aceptación de pagos, incluso para clientes legítimos.
Aquí es donde se vuelve claro que fraude y aceptación están contando la misma historia desde ángulos distintos.
El error típico después de tener buen reporting
Una vez que el reporting muestra una caída clara de aceptación en ciertos BINs o emisores, la reacción suele ser rápida.
Especialmente en comercios que operan con múltiples afiliaciones o PSPs, la decisión común es:
- Mover el tráfico a otra afiliación
- Cambiar el ruteo de pagos
- Buscar “mejor aceptación” en otro proveedor
A corto plazo, puede parecer una solución.
A mediano plazo, el problema vuelve a aparecer.
Si el fraude no se corrige en origen, la calidad del tráfico no mejora.
Desde el punto de vista de los bancos, el riesgo sigue siendo el mismo merchant, solo entrando por otra puerta.
Aquí es donde tener equipos separados empeora el problema:
uno mueve tráfico, el otro sigue apagando incendios.
Qué cambia cuando alguien ve todo el funnel
Las operaciones que funcionan mejor suelen tener algo en común:
una sola responsabilidad clara sobre fraude y aceptación.
No significa que una persona haga todo, sino que:
- Hay una visión completa del funnel
- Las decisiones se toman con contexto
- Se prioriza correctamente el impacto global
Cuando un ataque se detecta temprano y se filtra bien:
- El tráfico llega más limpio a los bancos
- Los modelos de riesgo se relajan
- La aceptación se recupera de forma natural
- El cliente legítimo deja de sufrir fricción innecesaria
En México, además, esto permite una interacción más productiva con los bancos: se puede explicar qué patrón se detectó, qué acciones se tomaron y cómo se está controlando el riesgo. Esa transparencia genera confianza, y la confianza se traduce en mejor aceptación.
Por qué en Fortify creemos que el siguiente paso es el fraude
El artículo anterior se centró en qué medir.
Este se centra en cómo usar esa información para tomar mejores decisiones.
En Fortify partimos de una convicción clara:
no es posible mejorar de forma sostenible la aceptación de pagos en México sin mejorar primero el control de fraude.
El fraude no solo genera pérdidas directas. También:
- Deteriora la percepción de riesgo de los emisores
- Incrementa rechazos
- Eleva costos operativos
- Genera fricción innecesaria para clientes reales
Cuando el fraude se controla correctamente, la aceptación mejora como consecuencia, no como un ajuste forzado.
De medir bien a operar mejor
Un buen reporting es el punto de partida.
Su verdadero valor aparece cuando se traduce en:
- Decisiones alineadas
- Responsabilidades claras
- Acciones rápidas basadas en patrones reales
En mercados como México, gestionar fraude y aceptación como mundos separados suele llevar a soluciones parciales. Usar el reporting para verlos juntos permite reaccionar antes, reducir fricción y crecer de forma más ordenada.
Una reflexión final
Medir bien es el primer paso.
El siguiente —y muchas veces el más difícil— es romper los silos internos.
En Fortify creemos que fraude y aceptación no compiten. Se explican entre sí.
Cuando se gestionan juntos, el negocio deja de reaccionar tarde y empieza a operar con mayor control, claridad y previsibilidad.
